"El empalador" - Extracto

-¿Qué es exactamente lo que los trae por aquí? – dijo sin ningún tono de broma, su voz no poseía color vacilante, era como si el Joham de hacía unos minutos hubiese desaparecido por completo y alguien completamente diferente ocupara su lugar.

-Los Vulturi- Jacob dijo tajante

El vampiro movió negativamente la cabeza antes de volver a hablar

-Largo de aquí, sé lo que buscan-

La frialdad con la que nos habló nos dejó estupefactos. Sus ojos rojos no mostraban vacilación. Joham nos quería muy lejos de ahí

-Padre…. – Nahuel comenzó a interceder pero Joham le paró en seco

-Te dije que deberías tener una razón más fuerte que esta híbrida para aspirar mi ayuda. Eres demasiado débil. No sabes distinguir...

Por un instante pensé que aquello acabaría en una batalla campal. Hasta que Nahuel volvió a hablar

-Estoy imprimado. Nada tiene que ver con los Cullen-

-¡Maldita sea!- tronó su padre – ¡No podías haber sido más estúpido!

Todos los hombres que me acompañaban se levantaron de un salto para proteger a Nahuel en caso de que sus hermanas y su padre se nos lanzaran a mordidas.

-No tienes idea- le dijo Joham, tomando a su hijo por los hombros. Tenía los ojos abiertos como platos – Ellos me desprecian por haberlos creado a ustedes- su mirada bailó entre sus hijos y yo. Si te mezclas además con un… un metamorfo- lo dijo como si la palabra le produjera asco.

>Si tú…, Nahuel la imprimación para los licántropos metamorfos es una condena

Jacob y yo evitamos mirarnos en ese punto pero sentí sus ojos clavados en  los mi rostro.

-Padre, yo no creo que amar incondicionalmente represente una maldición- le respondió Nahuel

Joham esbozó un indicio de sonrisa. Y aún con la mano en el hombro de su hijo le respondió:

-Los vampiros no fueron hechos para amar, sino para destruir, yo he pagado el precio de mi insensates. Todos los no muertos, que hemos cometido la estupidez de crear razas intermedias como la tuya o aberraciones con sentimientos hemos sido castigados eternamente.

No pudimos evitar intercambiar una mirada asustada. Y fue Akun quien se atrevió a hacer la pregunta que tanto temíamos

-¿Quién te ha condenado Joham?- le preguntó inquebrantable y decidido

-Draculea – respondió inexorable.