viernes, 9 de septiembre de 2011

"ENCONTRAR"

Las gotas de lluvia comenzaban a salpicar los vidrios, eran como pequeñas piedras lanzadas a la aventura de una ventana en medio de esa noche, los relámpagos reclamaron la atención y el agua aumentó su intensidad conforme los truenos comenzaron a aparecer, el cielo se teñía de un azul marino intenso, mis ojos se acostumbraban a los flashes de luz que iban y venían.

Recogí las piernas y recargué la espalda en el marco de la ventana. Tres meses

Decidimos que el lugar perfecto para vivir sin ser encontrados era la misma ciudad de México, ningún vampiro italiano sospecharía por el momento que Akun y yo estaríamos ahí, escondidos entre un mar de gente que no hablaba nuestro idioma, que tenía costumbres completamente diferentes a las nuestras y sobre todo que quizá nunca creería nuestra existencia.

El primer paso había sido camuflarnos entre ellos.

No, el primer paso había sido aceptar lo que sucedía entre nosotros. Después camuflarnos.

Akun había contactado con el tío Jasper cuando nos asentamos en una colonia del Distrito, mi tío a su vez había telefoneado a J. Jeinks para que nos contactara. Ese día había sido particularmente extraño, pero ninguno de los días que había pasado al lado de Akun se calificaban precisamente por ser normales, claro.

-¿Y si me dejó un nombre de esos exóticos que tanto le gustan a la tía Alice?

Akun se reía suave y tranquilo, una de esas carcajadas contagiosas, los ojos le brillaban en un pequeño fulgor que me hacía sentir extrañamente feliz. Me reí con él, no sé si solamente fue el hecho de que era algo natural en medio de todo el pánico o algo estúpido como esas bromas que se juegan los chicos a la salida de la escuela, pero la respuesta que más me gustaba era sin lugar a dudas. Que reía con él porque jamás había notado esa característica en Akun, esa… calidez.

-Puede ser que te elija alguno como Itzani o Panamby- me detuvo la cara entre sus manos en un acto sorpresa- Yo te llamaría Milka sin ninguna duda

-¿Milka?

-Su significado es lo que me hace querer llamarte así

Estaba a punto de preguntarle qué quería decir con todo aquello cuando un hombre bajito y calvo, probablemente rondaba los 60 años y tenía una barriguita prominente apareció en la entrada del restaurante iba limpiándose la frente con un pañuelo blanco y llevaba un gran portafolio.

-Usted debe ser Jason Jeinks – Akun se cruzó los brazos sobre el pecho y espero a que los ojos de Jeinks se encontraran con los de él.

-Los amigos del señor Jasper, claro- El hombre me miró fijamente y los ojos le brillaron – Se parece tanto a los señores Edward e Isabella, disculpe

Aquella frase fue un recuerdo de que estaba lejos de mis padres, que me habían separado de ellos, y también la herida constante de un daño que los Vulturis tendrían que pagar, así se me fuera la vida en ello.

-Renesmee Cullen-me presenté- Y el es Akun Konibuk

Jeinks asintió como si nos hubiéramos conocido antes y fuéramos viejos amigos que se reúnen para tomar una copa.

-No llevo nada conmigo ahora, ustedes comprenderán que es demasiado arriesgado para mí, pero si el joven- asintió sin mirarnos directamente- Pudiera entrar en los sanitarios, uno de mis subordinados estaría esperándole para entregarle el sobre con sus documentos-

-¿Está…-Akun no pudo terminar la pregunta porque Jeinks le llevaba un paso a su cerebro

-Todo está listo para que puedan disponer de ellos enseguida. El señor Jasper desde luego cuenta con mis servicios- El hombre parecía alterado

Me preguntaba en qué situación habría conocido Jeinks a mi tío y a mi familia, ya que recordaba a mi madre también, y por lo visto no la había conocido como humana, seguramente debió haberla visto transformada, porque el deseo que proyectaban sus ojos cuando la rememoró en mi eran tan lascivio que intenté hacerle parecer que no me daba cuenta. Sin embargo, las gruesas gotas de sudor surcaban su frente por litros. Seguramente pensaba que todos seríamos como tío Jasper.

-Puede ir, me quedaré en el auto negro que aparcó afuera, si hay algún error basta con tocar la ventanilla y volver a introducir los documentos, no duraré más de 3 días en entregárselos, pero no tendrá de que quejarse.

Akun me miró, y sabía que su pregunta implícita sería ¿estarás bien? Asentí y Jeinks se secó la frente

-Ha sido todo un placer conocerlos, Señorita Cullen, no debe temer, su tío no me pidió que la llamara nuevamente Vanessa- me sonrió y comenzó a andar con pasos ligeros hacia la entrada del café donde estábamos.

-¿Qué quiso decir con eso? –Me preguntó Akun antes de ir por los documentos

-No tengo la más mínima idea, pero por el viaje que ha hecho hasta la frontera con Texas, no quiero replicarle un enfadoso Vanessa ¿lo crees necesario?

-Bueno considerando que es un nombre exótico y nada digno de una Renesmee deberías hacerlo

Me reí

-Ya. Quizá algo más extravagante, humm, podría ser ¿Akun?

El entrecerró los ojos y me hizo una mueca de enfado, yo rompí a reír, y el puso porte de ofendido caminando directo al sanitario.

Ese día regresamos a eso de la 1 de la madrugada a nuestro pequeño departamento en el Distrito Federal, el viaje en auto había sido pesado para Akun, aunque corría a la velocidad de un rayo, estar en Texas y en el centro de la República en unas horas le había supuesto un reto más que añadir a su lista de los Ya cumplidos. Pero además de retos, le había propiciado un buen vértigo.

-Basta de sufrimientos ¿Qué hombre cuidará de mí si andas por ahí quejándote como un niño?

-¿Qué no te atas las sandalias tu sola?

Esa había sido una de las muchas expresiones que usé para alejarlo cuando me fastidiaba con ser como mi niñera en la casa Cullen, ahora no estaba tan segura de que podría o no hacer sin mi autonombrada niñera de cabecera.

Le acerqué la taza de té a los labios y dio un sorbo grande y caliente

Tomé el bolso de papel manila de la mesa del centro y vacié en el sillón en medio de nosotros su contenido.

-Guau! – No pude evitar soltar la exclamación cuando tuve las actas y documentos oficiales de Akun

-Basta Renesmee ¡es mi identidad!- gimoteaba el hombre ave, mientras alargaba sus manazas y me despojaba de sus pertenencias

-No puedo evitar pensar en tantos hombres atractivos cuando te llamas Nathaniel- me tapé la boca en un acto reflejo, no lo había dicho por lo que era Akun, realmente estaba pensando en actores Hollywoodenses interpretando Nathan´s o Nathaniel´s pero Akun enrojeció un poco y después me ignoró o eso creía yo.

-Nathaniel, este sí es un nombre interesante- me miró con las cejas levantadas en una curva pícara y la que se puso color sangre fui yo.

>> Vaya- canturreó- por lo menos no tuviste que cambiar tanto – me pasó el papel

-Carlie Masen ¿así de sencillo?

-¿Querías tener un nombre tan picante como Marilin Monroe?

Aquello me hizo reír de nuevo. Ahí estaba aquella faceta de Akun que ahora era cada día más evidente. Así que al final Akun tecleó unos números y le agradeció infinitamente a tío Jasper por sus servicios.

Fue la última vez que supe de ellos

Esa noche di mil vueltas en la cama, la distancia y la forma de saber que aquello era solo el comienzo, una nueva identidad, una nueva vida, una nueva persona. Carlie Masen ¿Quién era yo ahora?

Me senté despacio, reprimí las ganas de gritar, las ganas de huir, de volver. No podía, no debía, mi lugar estaba ahí, en aquel país extraño, con esa gente, y sobre todo al lado de Akun. Fuera de su resguardo no tenía absolutamente nada, aunque me desgarrara, esa verdad era tan absoluta como sabía que aún respiraba.

-¿Ren? ¿Sigues despierta?- su voz era como un susurro a través de la puerta

-Entra-respondí

Akun encendió la luz cuando estuvo dentro, sabía que tenía un aspecto terrible, pero también sabía que él no lo mencionaría, ni siquiera las oscuras ojeras que tenía pintadas debajo de los ojos podían asustarle ahora.

-¿Irás mañana a la entrevista de trabajo?

-No veo como encajaré con el estereotipo de empleado que necesitan, pero sé español, así que seguramente me darán algún empleo.- se sonrío sin fuerzas, como si estuviera callándose lo que realmente quería decirme.

-Serás un excelente empleado, en cambio yo… no veo como entrar en un hospital mexicano, quizá si me asignan a un departamento donde no pueda socializar con nadie estaré a salvo

El me tomó la mano en un segundo, su contacto me produjo un gratificante cosquilleo, era tan cálido, había olvidado la sensación que desprendía un cuerpo cálido, una sustancia cálida, un sabor… mis pensamientos se detuvieron en seco. No podía volver a permitirme pensar en aquello nuevamente. Pero no pude evitar mirar la vena titilante en el cuello de Akun. Aferré su mano como si la vida pudiera irse en cualquier instante. Claro, la de él. Tenía miedo de mi misma.

-Vayamos por partes, si consigo el empleo mañana te acompañaré la siguiente semana a buscar una clínica dónde te establezcas ¿Ren? –me levantó la cara con un dedo y sus se clavaron en los míos. –No estás Sola.

Sabía que aquello debía infundirme ánimo, esperanza, pero solo me hizo sentir más soledad, claro que no estaba sola, gracias a él. ¿Pero quién estaba conmigo? ¿Qué era ahora lo que realmente era yo? Aquello Akun no parecía entenderlo

-Sé que no estás preparada para esto, te comprendo, pero no podemos seguir evitando el tema

Era cierto, pero por el contrario yo quería evitarlo, retardarlo, olvidarlo si se pudiera. Akun no iba a permitírmelo. Había una sencilla explicación. Porque yo sentía algo por él, ¿en qué momento pasó? ¿Cómo fue? La luna me había sorprendido buscándolo aquella noche en la oscuridad, aferrándome a la vida entre sus brazos

-Renesmee – no podía dejar de verlo, había un vínculo, como había dicho tía Alice un vínculo hipnótico entre ambos- Yo te amo –pronunció por fin

Sus ojos brillaban y ardían, podía sentir las emociones desbordándose de Akun como si fueran las mías propias. Todo en él era un caos, un conflicto, una pelea, pero yo estaba en medio de todo aquello manteniendo unida su vida a la mía, no permitiría que se fuera, su mundo sobrevivía porque yo aún existía

>> Y si tú no me amas, yo te amo, contra mi voluntad te amo, y contra la tuya te amo. Estas a salvo Renesmee, y tú me mantienes a salvo a mí.

Y fueron mis sentimientos los que me tomaron por sorpresa, no podía decir que nada de eso estaba sucediendo, porque realmente lo estaba, el corazón me martilleaba desenfrenado contra el pecho y la cabeza me daba tantas vueltas como un remolino, incalculables imágenes se repitieron una tras otra. Era yo. A aquella pregunta que merodeaba mis pensamientos, esto era lo que respondía. Ya no podía seguir siendo la dulce Nessie de Jacob

Me había convertido en un ser diferente, era simplemente la Renesmee de Akun. Las piezas eran aquellas, la jugada era esa. ¿Quién era yo? Yo era aquella que se inclinó con el zumbido de su cardio estallándole en los oídos, la desaforada sensación de tenerlo, de pertenecer y de permanecer. Aquella que respondió al beso que Akun le entregó esa noche y la que durmió entre sus brazos con el placer de saber que esa criatura había vuelto a nacer.

Las gotas de lluvia aminoraron la marcha sobre el cristal y un escalofrió me recorría de pies a cabeza.

Habían pasado tantas cosas en aquellos últimos meses, comenzando por el día en que nuestros nombres y nuestras vidas cambiaron, terminando con nuestra propia apariencia física que también implicó un reto.

Ahora lucía un cabello completamente lacio y más cobrizo que nunca, mis ojos iban adquiriendo los dorados intensos característicos de la familia Cullen, Akun me había encontrado un proveedor de sangre, era sangre fresca, pero me sentía como si sorbiera de una pajita en un jugo de cartón. Algo era de cualquier manera.

Akun únicamente había cortado un poco su cabello, su nariz recta destacaba sobre los pómulos, era tan bello incluso cuando su rostro se entristecía. Había perdido a su familia, a sus amigos y no estaba seguro de tenerme a mí. Era lo único que él quería y yo no podía ser completamente suya. Aunque claro que tampoco sabía cómo podría sobrevivir sin Akun después de ese tiempo juntos.

-Lo entiendo Ren, lo entiendo- con esa frase y una de sus cálidas manos sobre mi mejilla había dado por finalizado nuestro momento romántico, después se acomodó en el sillón y me abrió los brazos. Así terminó aquel día.

Encontrar. Había sido mucho más fácil imaginar que buscar y finalmente. Encontrar

Todo en ese orden que carecía de sentido si lo mirabas en diferentes perspectivas y en medio de todo aquello su recuerdo seguía ahí, como la punta de una espina, como una daga envenenada, como el reconocimiento de lo cierto. Era solo un nombre. No, no era en absoluto solo un nombre. Era una realidad, era lo que no quería escapar, aquello que me seguía aplastando el alma, la vida misma, lo que no moría.

Y rememoraba con más ansias su rostro, sus ojos oscuros y profundos y ese amor, ese amor que se negaba a dejar de existir. Jacob.


-¿Carlie Masen?

La voz me sacó del ensimismamiento. Era inglés un pulcro y perfecto inglés. Lo que yo entendía. Al fin

La curvilínea chica me sonrió. Tenía el cabello tan cobrizo como el mío y los ojos de un auténtico miel, su sonrisa perfectamente blanca. No era mexicana de eso no había duda. Pero en algún aspecto que revoloteó como el suave aleteo de un colibrí en mi subconsciente, aquella chica me recordaba a alguien. A mí.

Tragué saliva y me obligué a sonreír y a disipar mis estúpidas ideas.

-Hola, soy Libeth, me dijeron que te trajera esto

La chica me entregó un formulario con el logo de la clínica por membrete. Sentía su mirada líquida clavada en mi melena roja que caía como cortina sobre los hombros.

-Debes llenar todos los datos y sacar una copia para ti, cuando termines estaré por ahí- Libeth señaló hacia una oficina frente a la mía

-Gracias te lo haré llegar- Ella me sonrió, se giró y desapareció por la puerta.

Respiré tan profundamente que dos enfermeras que pasaban cerca me miraron con los ojos completamente abiertos.

No había sido fácil incorporar al personal médico a una extranjera. Eso era lo que me decían sus miradas discriminativas.

NOMBRE: CARLIE MASEN

EDAD:

¿Edad? Me reí pensando que jamás podría poner en aquel espacio 11 años. Tío Jasper había arreglado seguramente que Jeinks me asignara la fecha en mi acta de nacimiento como 11 de Septiembre 1989.

EDAD: 22 años

Coloqué con letra perfecta.

Había buscado el empleo una semana después como Akun me había pedido, o más bien, este había llegado a mí. Akun trabajaba como asistente de un abogado de unos 45 años, que necesitaba desesperadamente un traductor. Akun me confesó tres días después que tío Jasper le había llamado para darle la dirección del despacho. Ellos no habían querido hablar conmigo y aquello me dejaba un vacio tan grande, pero me limité a demostrarle a Akun que no me dolía

El licenciado ya lo esperaba contento por deshacerse de las barreras de idiomas con las aduanas. Pero además de ello Akun era su especie de chofer, aquello no le importaba en lo más mínimo. Teníamos casa y comida y yo estaba a salvo a eso era a lo que realmente le daba importancia.

Sorprendentemente el Licenciado con el que Akun trabajaba le había dicho que cierto amigo doctor suyo necesitaba ayuda urgentemente, era un hospital privado y creía que el trabajo podría interesarme.

“La ayuda” le llegó al Doctor cuando me aparecí hablando inglés y no entendía ni mu en español. El Alto hombre, delgado de complexión deteriorada pero con una voz firme, se echó a reír, tenía alrededor de 55 años y no le interesaba si sabía o no comunicarme con los pacientes, él era el médico general yo lo asistiría solamente cuando no hubiese tiempo. Le era necesario alguien con conocimientos en pediatría y ginecología. Y yo cumplía ese perfil.

En aquel momento bendije el nombre de mi abuelo por inculcarme el amor por la medicina

El doctor encargado de pediatría y la ginecóloga eran marido y mujer y ambos habían sufrido un terrible accidente en la carretera a su regreso de Washington. Estaban de vacaciones, me dijo el doctor, así que ahora necesitaba cubrir los puestos. Todas sus dudas – si es que realmente las tenía- le quedaron disipadas cuando le entregué los documentos que avalaban mi formación académica.

Comencé a trabajar formalmente el día que conocí a Libeth, había algo en ella que me inquietaba, que me resultaba vagamente familiar, no lo podía recordar.

Pero sin embargo, cuando le llevé mi formulario, me devolvió una sonrisa tranquilizadora. Libeth era sin duda mi ayudante designada con el idioma, la traductora que el Dr. Rosales me había asignado

Y de cualquier manera

¿Por qué tendría que conocerla yo?

Jamás le había visto

Y si era parecida a mi… bueno, eso sería tan extraño como el frío que sentí cuando contestó el teléfono. Y su voz fue tan emotiva como el nombre que brotó de sus labios

-¡Hola Jake!

Ella saludó a su interlocutor con una alegría tangible, los ojos me picaron enseguida y me quedé quieta como una estatua. De todos los nombres infinitos existentes, la persona a la que la chica pelirroja le llamaba “cariño y amor” Se tenía que haber llamado Jacob. Me dolieron las piernas.

El tiempo comenzó a andar como si el reloj usara baterías extraterrestres.

Habían pasado tres meses ya. Ahora sabía que mi traductora tenía 22 años, que era la secretaria particular de Rosales, que vivía en México hacía más de un año y que su familia radicaba en Verona, Italia. Además Libeth no estaba casada, pero vivía con su novio, el cual había sufrido una enfermedad terrible y ella no podría sugerirle que le propusiera matrimonio, no era la ocasión.

-Además Jake me ama tanto como yo, me pedirá que sea su esposa tan pronto como se recupere- había dicho ella

Era una persona agradable y siempre dispuesta a ayudarme, una chica hermosa y muchas veces el Dr. Rosales decía que podíamos pasar por hermanas. Era cierto.

Incluso en el aspecto más íntimo de nuestras vidas compartíamos en el corazón un nombre que amábamos. Jacob.

Su Jacob me hacía rememorar al mío, al que había perdido, o al que había huido llevándose una parte de mí consigo. La alegría de Libeth, su entusiasmo y su amor por él me entristecían. Estaba segura de que yo radiaba tanto o más que aquella chica cuando Jake me llamaba, cuando aparecía en la puerta de la casa para buscarme, cuando me tomaba de la mano, cuando sonreía…

¿Me hubiera gustado verlos? No tenía idea. Quizá me habría hecho pedazos pero ellos eran felices y yo rogaba al cielo que mi Jacob estuviera feliz también en algún lugar, en otros brazos, aunque ya no fuera MI Jacob, necesitaba aferrarme a la idea de que vivía y era feliz.


Akun abre la puerta del pequeño departamento en el que nos alojamos, tiene unas bolsas grandes que citan “Walmart” dentro hay Leche, Jugos, Burritos y pan dulce de caja, me hace reír aquella comida.

Mi cabello lacio y rojo fuego cae por los hombros cuando me acerco a ayudarlo a desempacar.

-Lo siento. No he tenido tiempo de pasar a buscar tacos- se ríe- y pensé que quizá esto aliviara un poco el ambiente

Y lo hace, porque fue exactamente lo mismo que consumimos la primera noche que dormimos juntos, hace tres meses.

Tres meses hace que vivimos en el Distrito Federal en México

Tres meses de cambiar nuestras identidades por Carlie Masen y Nathaniel Smith

Tres meses sin saber nada de mi familia, de vivir con Akun, de saber que “ahora solo lo tengo a él”

-¿Qué quiere decir Milka? – le pregunté recogiendo más las piernas mientras el dejaba las cosas en la encimera de la cocina. Teníamos un pequeño departamento de 2 cuartos, 1 baño, sala-comedor y cocina. Solíamos llamarlo nuestra pequeña casa. Y si, regularmente dormíamos juntos en el sillón.

El se quitaba la chamarra mojada y la dejaba colgada del respaldo de una silla. Iba mojada la camiseta negra y se ceñía a su glorioso cuerpo. Cerré los ojos.

Yo sabía que le quería, era un sentimiento demasiado fuerte como para ser negado, él, su sangre, estábamos unidos por un vínculo invisible e inexplicable. Pero tangible, como la tía Alice había dicho. Aún así yo no me podía permitir amarlo. Pero quizá ya lo hacía.

-Vamos. Tuviste 3 meses para pensarlo ¿verdad?- me sonrío y se pasó la mano derecha por la nuca, clavó la vista sobre sus zapatos y me miró después.

No sé que había dentro de esos ojos, por primera vez podía leer la indecisión y el estupor en su mirada. Tuve la sensación de que se había instalado un enorme iceberg entre nosotros. Un creciente abismo

-Tiene un origen Yugoslavo- me dijo

Después su mano se posó en mi mejilla, cálida y dulce. ¿Por qué había tenido aquella sensación de separación? Ahora que sentía la piel de Akun, su dulzura, sabía que de ese modo inexplicable. Nos pertenecíamos.

-Significa Amor Eterno, amor constante-

Había brillo en sus ojos

-Quizá yo no merezca que….- comenzó a decir

El móvil sonó tan fuerte que rompió el hechizo, los latidos de mi corazón se incrementaron, podía ver el nombre en la pantalla, pero hacía tanto que no podía creer que realmente estuviera llamando. Volver a escuchar su voz se me antojaba algo ilógico, increíble. Contra la razón respondí. Akun me miró como si fuera un peligro atender, sus manos me atraparon la mía libre y sus dedos se clavaron en mi piel.

-¿Tía Rose?- Akun me hacía daño, pero era como si solo esperara que nada saltara desde el otro lado del teléfono. Su miedo era ahora el mío, y no sabía por qué lo sentía.

-Me complacería mucho que pudiera responderte- La voz que había dicho aquella frase no era la melodiosa que pertenecía a mi hermosa tía. Esta era fría, tan fría y carente de vida que te helaba la sangre.

>> Pequeña Renesmee, Cuánto tiempo querida Nessie- Volvió a hablar- Si tan solo no hubieran huido, Si ese pájaro se hubiera limitado a obedecerme, pero lo tenían que hacer difícil

El suspiró

-Ah tu tía, la está pasando fenomenal

Yo ya tenía el corazón detenido, pero el grito que se oyó al fondo fue tan desgarrador que me hizo sentir muerta, era tan familiar como su voz cuando era sarcástica, lujuriosa y cariñosa. Pertenecía a mi Tía Rosalie, la atormentaban, la torturaban, la mataban.

-Es Jane- Intervino Akun, claro que el estaba escuchándolo todo aún sin el teléfono en su oído- está torturando a tu tía- Yo no podía hablar.

Las lágrimas corrieron por mis mejillas, no podía pensar en nada más que aquella voz y ese grito. No, las cosas no mejoraron, siguió algo mucho peor

-¡NO!- Gritó el tío Emmett era él, lo sabía, ellos, los Vulturi lo obligan a ver a mi tía, a verla sufrir, a verla morir.

-Renesmee- Akun me quitó el teléfono.

-Eres un estúpido gusano- le gruñó la voz. –Pero los hemos encontrado pajarraco imbécil, ya no pueden huir más.

>> Querida Nessie, tu tío quiere decirte unas palabras, si vienes conmigo, con nosotros, ellos no tendrán que sufrir más y tu madre, oh cariño tu madre estará libre para siempre junto a tu padre, como debe ser. Piénsalo.

-No lo hagas Renesmee, no lo hagas, ellos no saben….

La voz de mi tío se cortó con un aullido agonizante. Yo no encontraba mi corazón, ni mi vida, en aquel momento fue como si lo que escuchaba fuera una pesadilla.

Lo que se escuchó después me detuvo el corazón para siempre. Fue como un pedazo de porcelana al romperse, un alarido y el tono que indicaba que la llamada había finalizado.

-Ha muerto- Susurró Akun tan despacio que solo fui consciente de aquello antes de gritar y desmayarme.



3 comentarios:

melissa dijo...

vii no me hagas estooo
como que ha muertoo
nooo!!!
un cullen noo porfavor
demaciado drama, esta historia es un enrredo pero me facina
como que jacob ya va a aparecer
me faciana como escribes eres buenisima escritora, espero no tardes tanto en publicar
me tienes con los nervios de punta
que va a pasar en el siguiente capi
me muero por que lo publiques
que estes muy bien te mando saludos y besos

Anónimo dijo...

un cullen muerto??? mori yo también :O NOOOOOOOO !!!!
oh diossss no creo q pueda esperar hata el próximo capitulo este quedo genial estoy en shock!! y jake apareció :O ay dios cuando se vean nessie se va a morir :S !! actualiza pronto porfis muchos besos ;)

Noel Arias dijo...

Excelente Vii!!!

te adoro aMIGA!!!

Eres muy talentosa y me tienes aqui metida completamente embobada!!!

ya espero el proximo!!!