domingo, 18 de diciembre de 2011

INTERLUDIO "JACOB MARSHALL" (Jacob POV)



El aceite del automóvil se escurrió entre mis manos, me sacudí la cabeza intentando despejar todas las imágenes que se agolpaban en mi mente, un torbellino de escenas sin sentido, y sobretodo aquella voz, esa que gritaba mi nombre desesperada, todo aquello era desconocido para mí, y no podía significar nada porque esos flashes solo aparecían por un tiempo, después se eliminaban, y jamás los volvía a recordar.

Sin embargo, esta vez quería descubrir el porqué de su existencia, la razón de escuchar aquella voz, la razón de las imágenes, de los gritos aterrados, y de ese fuego que se expandía en mi memoria, que me mantenía en vela y después se apagaba, para regresar con más fuerza, en cuanto la nueva ola de flashes centelleara en mi memoria.

-¿Te encuentras bien, hermano? - Leo me preguntó cuando me encontró limpiando el suelo alrededor del mustang negro descapotable.

-Ya sabes, lo de siempre- respondí mientras exprimía el trapeador en un cubo de agua.

- Seguro ¿Le has dicho algo de esto ya a Libeth?

-Esta vez no, pero de cualquier manera siempre me ha ayudado con la jaqueca.

-Jake, deberías ver a un médico, piénsalo, si la enfermedad se agrava, Libeth se muere de dolor.

La sola imagen de Libeth me causaba un dolor creciente, no podía dejarla sola, no cuándo era lo único que tenía, por quien me aferraba a la vida. Leo tenía razón debía contarle que las jaquecas habían vuelto, siempre era lo mismo, todo venía de pronto, como máximo 5 veces al año y en cuanto le contaba a Libeth, todo se iba, era como si ella misma fuera mi anestesia, o mi cura.

-¿Piensas abandonar a tu prometida antes de la boda?

No, ella me mantenía con vida, y yo no podía irme, no concebía imaginarla pequeña y sola, echa un mar de llanto e incapaz de aferrarse a vivir. Porque si algo tenía seguro era lo que siempre me repetía.

-Sin ti Jake, la vida no tendría sentido para mí

Y para mí tampoco tendría sentido la vida sin ella. Era todo lo que conocía, desde siempre. Curiosamente no existía un solo lugar en mis recuerdos en los que no estuviera ella. Desde niños, el colegio, la carrera y ahora estábamos a un paso de estar juntos para siempre, como habíamos querido. Nuestros sueños cumplidos.

-Piensa en tus padres, estoy completamente seguro que Mary y Tomas no lo resistirían, si quieres mi opinión, ve a ver a un médico lo antes posible.

Leo me arrojó un trapo para secarme las manos, Libeth trabajaba en un hospital privado y el doctor al que prestaba sus servicios, era quien le recetaba los medicamentos para que yo pudiera volver a sentirme bien. Sin dolores de cabeza.

La imagen de la chica de cabellos cobrizos y rizados relampagueó con una nueva fuerza en mi mente, ¿Qué pasaría si no le contaba nada a Libeth y seguía adelante con todo ese enredo intentando descubrir qué me pasaba? Sin embargo Leo tenía razón, podía ser egoísta y no contarle a nadie, pero si el problema era grave, mi madre seguramente moriría de dolor.

No veía a mis padres muy seguido, Tom y Mary, vivían en Monterrey, colindaba con la frontera a Estados Unidos, pero nos visitaban cada que era posible hacer el viaje, Libeth y yo nos habíamos comprometido hacía dos años, antes del accidente.

Libeth siempre describía aquella etapa de nuestras vidas como el antes y después del accidente, decía a menudo que las lagunas mentales que sufría eran secuela de aquel tremendo golpe. Mi Sedán plateado se quedó sin líquido de frenos, la curva que tomaba era bastante cerrada, iba camino a ver a mis padres, pero el auto no reaccionó a las órdenes, voló hacia el desfiladero, dio 5 vueltas y terminé estrellado contra la bolsa de aire, la cual según todos los especialistas que mi familia había consultado era la causante de que siguiera con vida. Libeth se encargó de atenderme, y mis padres habían viajado hasta el centro de la ciudad de México para estar a mi lado. Mi prometida llora cada vez que recuerda todo eso, no es fácil ver cómo se disuelven todos tus planes y más aún cuando no tienes ni puta idea de cuáles eran.

Yo creía en Libeth, en todas mis memorias estaba ella, siempre que preguntaba por alguna fecha ella la recordaba, estábamos juntos en los anuarios del colegio, juntos en las fotos de los bailes, juntos al pie de la torre Eiffel, en los campos de Verona, tomados de la mano y sonriendo ante la cámara cuando ella se graduó de la universidad, entonces decidí seguirla, los padres de Libeth habían muerto unos meses después de su graduación en un accidente aéreo, las imágenes en los periódicos me lo confirmaban. Ella había rechazado todas las propuestas de trabajo en Estados Unidos, la memoria de sus padres que también habían sido doctores, le llevó a trasladarse a México, y ahí estaba yo con ella, mostrándole el gran amor que aún le profesaba. Y después ocurrió el accidente.

No importaba cuán confusas eran las cosas para mí, mi familia y mi prometida conservaban la fe, y esperaban que algún día pudiera volver a ser el mismo Jacob Marshall que había sido. Cuando los flases de luz, los sonidos y las imágenes se apoderaban de mi consciente y subconsciente sólo podía sentirme como un traidor.
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-¿Has estado bien Jakie?

-Crees que soy tan pequeño aún cómo para que sigas llamándome Jakie- afirmé y después solté una risotada

-Eres mi hijo, siempre serás mi pequeño

Mary río del otro lado del teléfono, en ese momento un nuevo flash de luz centelleaba en mis recuerdos, pero no era la voz de mi madre llamándome Jakie, era la voz áspera y profunda de un hombre, y después su risa, jamás le había escuchado antes, no bloqueé los recuerdos, y vi una silueta apareciendo de pronto entre la neblina, un hombre en silla de ruedas -Ése es mi hijo, mi Jakie-

-¿Jake? ¿Estás bien cielo?

Era lógico que mi madre me había estado hablando por el auricular, pero no le había escuchado, la cabeza me ardía. Por alguna extraña razón decidí mentirle.

-Se ha caído algo en el taller mamá es todo, ¿puedo marcarte más tarde?

-¿Estás seguro que todo va bien? Jacob, recuerda que puedes contarme todo lo que suceda ¿de acuerdo?

-Lo sé mamá, no pasa nada, todo está perfecto aquí, pero si alguien se ha metido a hurgar en mi negocio, no estaré contento..

-De acuerdo. Saludos a Libeth de tu padre y míos. Te echamos de menos hijo.

-Yo también, estaremos visitándolos en unas semanas, Libeth solo necesita conseguir el permiso.

-Estoy segura que lo obtendrá muy pronto, te quiero cariño.

-También yo mamá. Hasta pronto.

Los últimos días habían comenzado con bombardeos de imágenes al azar, una playa, altos acantilados, olas enfurecidas, yo corría de niño descalzo por la arena, después me veía a mi mismo preso de un temblor interminable entonces escuchaba el bufido de un animal, era como si se tratase de mi mismo, aunque aquello era lo más estúpido, luego ella, el ángel de todos mis sueños, sonreía cómo si toda su vida fuera yo, después su voz presa del tormento y enseguida, la nada.

Y ahora para colmo de mis males, una nueva imagen, un hombre en silla de ruedas. Genial Jacob estás progresando.

No le había contado nada a Libeth, con la esperanza de que aquellas imágenes se fueran solas, pero había transcurrido una semana desde la plática que Leo y yo habíamos sostenido en el taller mecánico, y nada cambiaba, los sonidos por el contrario eran más fuertes, las imágenes más nítidas y ahora nuevas. Tenía miedo, pero había decidido no contarle nada a nadie. ¿Y si Libeth creía que me había vuelto loco y decidía no casarse conmigo después de todo?

No. Libeth era el amor de mi vida, y realmente me volvería loco si ella me abandonaba. Pero había algo más que me volvería loco, y eso era no volver a verla o a escucharla a ella. A ella, la perfecta desconocida que robaba todas mis noches de sueños, y me atormentaba con pesadillas. Jamás la había visto, no sabía quién era, sin embargo ese ángel de cabellos rubios y cobrizos seguía apareciendo en mis sueños.

-¿Jake?

La puerta de la oficina del taller se abrió y su sonrisa iluminó la habitación, sin duda era la mujer de mi vida.

-Por un instante creí que te habías adelantado a casa.

-No podría irme sin ti- le respondí justo cuando su delicado cuerpo caía sobre mi pierna derecha y ella me pasaba los brazos por el cuello

-Y espero que nunca lo hagas- dijo contra mis labios, antes de succionarlos en un apasionado beso, de aquellos que solo podían venir de mi dulce prometida.

-Has regresado antes del viaje, ¿cómo están todos en la unidad médica de Chicago?

-Perfecto, parece que la próxima unidad se inaugurará aquí en México ¿no te parece grandioso? Y no, no he regresado antes, te repetí mil veces que únicamente era viaje de entrada por salida cariño. ¿Lo olvidaste?

No podía decir con precisión si lo había hecho o no, porque todo el esfuerzo que le había puesto a mi memoria, había sido para que tratara de recordar más sobre aquellos gritos y esa chica.

-¿Te encuentras bien Jake?

-Si cielo, lo estoy, un poco estresado, hemos tenido clientes difíciles en el taller, Leo, Carl y yo a veces no somos suficientes manos para tantos volantes, motores y neumáticos.

-¿Sabes que puedes confiar en mi verdad?

-¿A qué viene eso? Sabes que siempre lo he hecho, eres mi mejor amiga Lib, y además mi futura esposa, no me podría imaginar la vida sin ti

-Me alegra escucharlo, ¿sabes que te amo verdad?

La besé. Sus labios, la calidez de ellos, el latir de su corazón cerca del mío y la manera en que reía, la hacían irresistible y hermosa. Libeth era encantadora y era mía. Cuando su cuerpo se unía al mío de aquella manera, sabía que me pertenecía y que me amaba, pero aún con esa certeza, añoraba despertar cada noche en medio de pesadillas solo por volver a ver a mi ángel.

No había ninguna laguna mental que deseara borrar más que esa. ¿Quién era esa chica? ¿Por qué su pena me dolía más que la mía? Masoquistamente aún deseaba verla.
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-Entonces, estarás libre en dos días- respiré profundamente antes de mirarla sonreír en el asiento del copiloto.

Libeth tomó mi mano, mientras la palanca de velocidades se deslizaba de la segunda a la tercera velocidad

-Y justo después de eso podremos ir a ver a tus padres, estoy segura que Mary está impaciente porque reanudemos los planes de boda.

Le brillaron los ojos. Y yo sonreí. Mía. Libeth era mía.

-¿Alguna vez te he dicho que eres imposiblemente insistente?

-Millones, pero de cualquier manera que sea, tú me amas.- Ella besó tiernamente mi mejilla

El semáforo cambio de amarillo a rojo y me detuve.

Esa sensación que se describe cómo que alguien te está observando, fue exactamente la que sentí en aquel instante, un par de ojos clavados en mí auto, que traspasaban el parabrisas, pero ¿es posible que un cuervo te observe cómo si fuese un humano? Su mirada era extrañamente profunda e inteligente, sentí que se me erizaba el vello de la nuca.

-¿Pasa algo cariño?

-Es el ave que está en el semáforo, nunca había visto un cuervo en el centro del Distrito Federal.

-Demasiado raro, diría yo, pero ¿qué tiene que ver el cuervo?

-Nos mira, ¡vaya estupidez! Un cuervo mirándonos, lo siento cielo, debe ser el cansancio.

Libeth apretó la mandíbula y entornó los ojos, el cuervo emitió un chirrido y voló en dirección a nuestro vehículo, creí que se estamparía en el parabrisas, pero en el último momento abrió las inmensas alas negras y pasó sobre el toldo rozándolo.

-Tenías razón, esa ave parecía muy inteligente- Libeth se cruzó de brazos y clavó los ojos en el horizonte- Demasiado raro que aparezcan en la ciudad.


Algo en el comportamiento de Libeth desde el encuentro con el cuervo había cambiado, toda la tarde había estado completamente callada y usualmente cuando llegaba de un viaje de días como el que acababa de hacer las hormonas le imploraban quedarse entre mis brazos todo el tiempo posible, bueno ahora no era ese momento, la mujer con la que vivía y amaba más que a mi vida, estaba hecha un mar de emociones indescriptibles, quizá era algo más que tenía que ver con ese misterio de ser mujer y sangrar cada mes, pero algo en su mirada me decía que no era así.

El día siguiente, desperté con una jaqueca terrible, tomé tres pastillas, una rosa una azul y una blanca, las tres prometían desaparecer los molestos síntomas de la migraña, el dolor y las nauseas ¿qué daño podían hacer? No más del que ya me hacían los sueños, no más del que yo le hacía a Libeth al engañarla, porque le mentía, nada estaba bien, y más que nunca deseaba dormir, dormir para verla.

-Te ves terrible

-No he tenido buena noche- le admití a Leo

-Eso se nota, ¿sigues enfermo, o es que Lib no te ha dejado dormir?

-La segunda opción hubiese sido mejor que la verdad

Nos reímos, desde que nos habíamos mudado a México, trabajaba con Leo, el estaba inaugurando su taller mecánico y yo me había graduado con honores en la mecánica automotriz, era el perfecto empleo, y además podía estar cerca de la chica a la que amaba, era lo más cercano a un hermano, y jamás le ocultaba nada.

-Deberías cambiar tu decisión, no decírselo a tu novia podría costarte mucho Jake

Jamás le ocultaba nada, pero esta vez sería diferente. Volví a mentir

-Es sólo que esto no tiene que ver con las jaquecas, los flashes y todo eso, es más bien, amm digamos que me siento extrañamente mal, es… es Lib

-Nunca han peleado ¿va algo mal? ¿Has conocido a alguien más?

-No, no, eso nunca hermano, sin embargo creo que Libeth y yo no deberíamos casarnos ahora, no me malentiendas, únicamente creo que debo recuperarme completamente, el accidente debió ser muy grave y no quisiera que las secuelas sean extremas y después de un par de años de casados Lib vaya a tener que enterrarme

Leo se río. ¿Tan mal mentiroso era?

-Ok esto no me lo esperaba, la amas demasiado. Bien, ten por seguro que no morirás en un par de años, si acaso tres, Vamos Jake es broma, no morirás, si estuvieses tan mal lo habrías hecho hace tiempo, venga, cuéntame la verdad

-Es la verdad

-Nos conocemos Jacob, pero está bien, seré tu amigo aún cuando me cuentes lo que pasa hasta que no puedas más con tu alma endemoniada.

Me arrojó un trapo.

-Vamos ya, Carl vendrá en unos minutos, tomaremos una cerveza y comeremos unos tacos, te sentirás mejor y quizá después te decidas a ser honesto.

Me sentía como el peor de los amigos cuando llegamos al local de comida, le había mentido a mi mejor amigo, a quien consideraba mi hermano. Pero Leo estaba ahí conduciendo su Jeep deportivo y haciendo cualquier cosa por reanimarme.

Me había acostumbrado tanto a la comida mexicana que me era difícil pensar cómo había sobrevivido por años sin el picante en mis venas.

-¿Cerveza?-Me preguntó Leo, no era que me ofreciera tomarla, él prefería preguntar solo por el color, dando por hecho que me llenaría la vejiga con ese líquido de cebada.

-Negra- respondí

-Que sean dos-Leo le guiñó un ojo a la mesera después de eso y ella se sonrojó

-¡Ah la belleza mexicana!

Leo parloteó un poco sobre querer casarse con una morena del imperio azteca, y cómo me hacía falta aprender más que las típicas frases que me sabía en español, la mesera regresó trayendo consigo las dos botellas de cerveza, ordenamos tacos al pastor, y justo cuando le daba el primer sorbo al líquido oscuro lo vi. Casi escupía de la impresión.

Un cuervo negro estaba posado en el cubo de basura que había en la esquina, nos observaba, no, el cuervo me observaba a mí, sus ojos eran del negro de la noche y era incapaz de apartar la mirada de ellos, de pronto extendió sus alas y voló en un espiral perfecto hasta el centro del cielo, en el contaminado aire mexicano, otra silueta negra cortó el cielo, voló en picada y abrió las alas justo cuando aterrizaba en el pavimento, frente al local de comida.

-¡Fuera!-gritó Leo y la mesera se acercó al ave con una escoba

-Cuervos en México, quién diría que mis ojos lo verían

Fingí no darme cuenta de que era lo más inusual, ver un cuervo en plena ciudad, y si el día anterior pensé que era una coincidencia, ahora estaba paralizado, quizá las aves negras veían en mi cabeza un nido o peor aún, les parecía la comida entera.

En un segundo el ave volvió al cielo, se reunió con la otra figura y se perdieron en la distancia.

-Come hermano, no te quitarán la comida, de eso estoy seguro-

Leo le había pedido su número telefónico a la mesera, Laura, se llamaba y mi amigo estaba seguro que había encontrado por fin a su alma gemela, no dejó de parlotear todo el camino de regreso al taller sobre lo bellos que sus ojos eran, lo moreno del tono en su piel y las largas y rizadas pestañas. Para Leo era todo lo que siempre había soñado.

¿Qué era lo que yo había soñado siempre? Seguramente sólo podía haber sido Libeth, de ninguna manera más me podría explicar el haberla conocido desde niños y estar a punto de casarme con ella para siempre.

Los temores sobre nuestra relación se vieron reducidos a nada cuando al atardecer mi prometida llegó a casa, las hormonas jugaron las cartas a mi favor y comenzó a desprenderse de la ropa para hacerle gala al mármol del suelo. Tenerla entre mis brazos era la mejor forma de apagar el interruptor de las memorias, tenerla entre mis brazos era confirmar que estaba enamorado.

-Te he estado mintiendo- le dije cuando ella volvía con dos latas de zumo de manzana y se sentaba a mí lado en la cama.

-Lo sé-respondió y se apoyó en mi hombro

-¿Por qué no has dicho nada entonces?

-Porque sabía que tú me lo dirías, escucha Jake, quizá aún existan secuelas del accidente, pero el amor que nos tenemos no se reduce a secuelas cariño, es trascendente. Yo te amo, Tú me amas, así de simple.

Le deposité un suave beso en la coronilla.

-Mañana te llevaré con el doctor, quizá pueda verte antes de medicarte, de esa forma verás que son los medicamentos que te he estado llevando para la migraña.

-Yo confío en ti Lib.

-Precisamente es porque no quiero perder tu confianza, que he decidido llevarte al médico, estoy harta de esas malditas jaquecas ¿sigues teniendo pesadillas?

Bueno, no podía llamar precisamente pesadillas a las imágenes de la chica-ángel

-Supongo, sólo fuego y gritos

Volví a mentirle a pesar de estar arrepentido por haberlo hecho al ocultarle que los dolores habían vuelto. Pero ella no tenía por qué conocer exactamente las facciones del rostro que evocaban mis memorias, ni la textura de su voz. Nada, amaba a Libeth pero esos pensamientos y escenas me pertenecían a mí.

-Pasaré al taller esta tarde a la hora de la comida, iremos a ver al médico en ese tiempo, y te regresaré sano y salvo para que termines tu trabajo con la “Lobo”

-Es una Frontier cielo- me reí y le alboroté los cabellos

-En realidad, quisiera que terminaras el trabajo de la Lobo primero. Una parte de tu vida está encerrada ahí- Ella se puso de pie en un santiamén

-Bueno esa camioneta se ha puesto dura, pero no es como si significara algo demasiado importante ¿por qué lo dices cariño?

-Debo estar cansada, solo necesito un baño, y después trabajar. Hora de la comida en el taller ¿de acuerdo? –asentí

-¿Puedo ducharme contigo? Yo también necesito un baño

Libeth se giró y dejó caer la bata que la envolvía, después de eso no supe si me enjaboné el cabello.
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-¿Has llamado a Laura diez veces? –le pregunté casi gritando al tiempo que alzábamos la cortina del taller

-No es como si fuera acoso Jacob, deja de decirlo en ese tono

Leo y yo terminamos de empujar y el negocio quedó abierto, el se quedó quieto por un tiempo largo, mirando a los árboles que había en el parque de enfrente

-¿Parezco un acosador? Dilo enserio por favor

-Tranquilo hermano, supongo que a ella le encanta si es que te ha respondido las diez veces, pero deberías no exceder tu plan telefónico

Le puse una mano en el hombro

-¿Es eso un cuervo?- preguntó atónito, mientras yo me sumaba a contemplar la escena.

De nuevo, dos cuervos parados sobre el árbol más próximo al taller

-¿Tendremos una invasión acaso? –Leo se giró, me miro y sonrió- Deja ya a las aves, solo son animales, gracias por el consejo hermano.

Me quedé ahí clavado sin poder decir una palabra, mientras Leo se perdía dentro del taller, tres días seguidos les había visto, y estaba seguro que eran los mismos cuervos que en las dos ocasiones anteriores, la cabeza me comenzó a arder, de nuevo el fuego se propagó por mis pensamientos, ella gritaba, quería encontrarla, verla, callarla

-¡Nessie!- grité

Los cuervos chillaron y se perdieron en el cielo, me quedé tumbado en el suelo, ¿qué había gritado? ¿Por qué pensar en ella había evocado ese nombre? ¿Sería que ese ángel se llamaba Nessie? ¿Qué pasaba?

El mundo se fue poniendo en su lugar, conforme el mareo fue cediendo.

-¿Pasa algo Jake? Te escuché gritar

Carl se acercó a mí y me ayudó a levantarme, Carl era un primo lejano de Leo, pero a diferencia de este, Carl había nacido mexicano.

-Todo está bien gracias ¿Dónde está Leo?

-Salió por la puerta trasera, creo que está muy entusiasmado con Laura, me dijo que no te lo contara o lo acusarías de stalker el resto de su vida

Me reí y las secuelas del mareo comenzaron a desaparecer.

-No le digas que te he contado ¿vale?

-Todo está a salvo conmigo. Estaré en la oficina Carl, no me escabulliré por la puerta trasera.

-De acuerdo Jake, trabajaré en el mustang que acaba de llegar.

-¿Nuevo cliente?

-Oh y vaya que si son exigentes, aunque parece que solo han traído su mustang azul para un chequeo

Cuando caminé a la oficina, la imagen de un ave negra relampagueó, sobre la cajuela del mustang azul, había una diminuta figura negra, con las alas pegadas al cuerpo. Un cuervo

El resto de la tarde hasta la hora de la comida, la había pasado pensando en aquel nombre, Nessie, lo google pero el navegador solo me dirigía al monstruo del lago Ness, y no creía que mis memorias me estuvieran indicando el camino hacía Escocia. Seguramente allí había algo más, algo que estaba enterrado, y que necesitaba escavar, lamentablemente le había contado a Libeth sobre mis pesadillas, de nuevo y estaba a unas cuantas hora de ver al médico, lo seguro era que en cuanto viera al doctor y me recetara los medicamentos, los recuerdos quedarían reducidos a cenizas. Pero había conseguido algo esta vez, un nombre, o una expresión o lo que fuera que “Nessie” significara tenía que encontrar la manera de unir el puzle o me quedaría de nuevo en la nada.

Faltaban diez minutos para las tres de la tarde, que era la hora indicada por Libeth para ir al doctor, en diez minutos estaría llegando por mí y yo olvidaría todo cuánto había aparecido en mi mente. Ese nombre debía ser muy importante para mí, porque había aparecido justo en medio del fuego y se había abierto camino por mi boca para gritarlo, lo más curioso es que aunque aparentemente no tenía significado alguno, para mí era como si fuera lo más dulce que hubiese pronunciado en la vida. Nessie.

-Jake, el dueño del mustang azul, quiere hablar contigo – Carl irrumpió mis pensamientos cuando abrió la puerta de la oficina

-¿Le has quitado la horrible calcomanía?

Ambos reímos

-Creo que quiere aclarar el asunto del precio

El hombre que estaba junto al vehículo era unos cinco centímetros más alto que yo, los ojos oscuros y penetrantes me hicieron recordar a los del cuervo que había estado apareciendo, eso era una locura, lo que definitivamente no lo era, era la presunción que salía de ese sujeto, un hombre reconoce la imposición de autoridad por parte de otro. ¿Quería impresionarme o algo parecido el dueño de la carcacha azul? Por mustang que fuera era demasiado viejo y estaba en mis manos.

-Carl me ha informado que quiere tratar el asunto económico hoy mismo, mi nombre es Jacob Marshall, soy el dueño del establecimiento.- le tendí la mano, la escrutó con severidad y no la tomó

El sujeto se quedó callado, un ave graznó del otro lado de la calle, era un cuervo.

-Nathaniel Smith, y sí en efecto me gustaría hablar sobre el auto, pero quisiera comentarle otras situaciones- El tipo tomó mi mano esta vez

-Carl, me gustaría hablar con nuestro cliente, ve a comer nos veremos a las 5 ¿de acuerdo?

-Claro Jake, yo abro- me dijo- y tenga por seguro que su mustang quedará como nuevo- le habló al tal Nathaniel

El interpelado asintió con la cabeza y Carl se alejó

-Bien, me gustaría que pasara a la oficina, estoy por cerrar, pero si necesita alistar los papeles, es mejor que lo hagamos ahora.

-Me llevaré mi carro ahora mismo Jacob, y pretendo que tú vengas conmigo

-¿Disculpa?

-Queríamos asegurarnos de que no fuera mentira nada, confirmar las sospechas, se que Sam y los demás te explicaran todo cuando llegues, por ahora deja de fingir, estas a salvo.

-Mira, si esto es una especie de broma, lo siento no la comprendo, no conozco a quien mencionas y no te conozco a ti, claro que estoy a salvo, te entregaré las llaves de tu auto y hazme el favor de no volver

Me giré para alcanzar las llaves del vehículo colgadas en la pared, junto a las demás de los que arreglábamos, ¿qué le pasaba a ese sujeto? Seguramente estaba un poco tocado, la droga era muy partidaria de todos. Vaya lunático, o drogadicto, lo que fuera, lo quería bien lejos de mi taller.

-Entonces es verdad, quizá tenían razón, quizá no te fuiste por voluntad propia.

-Aquí están tus llaves, tu auto está por ahí, puedes llevártelo y dejar de decir tonterías.

-Tienes razón, no me conoces a mí, pero quizá si a ellos.

Dos personas un hombre y una mujer entraron por el taller, ella era asombrosamente hermosa, el cabello le caía en ondas castañas por la espalda, tenía los ojos grandes y extrañamente amarillos, el hombre caminaba muy erguido, tenía el cabello alborotado y de un cobrizo que me resultaba familiar. Pero sus ojos eran de un dorado escalofriante.

La mujer se paró en seco me examinó de arriba abajo, la escuché suspirar profundamente, el hombre sonrió.

-Eres tú- dijo ella y pensé que se echaría a llorar en cualquier instante.

-Era verdad Jacob, estás aquí- el hombre parecía menos conmovido, pero había algo en el que solamente apuntaba a calificar como feliz.

-¿Quiénes son ustedes? ¿De qué están hablando?

Tenía miedo de esas tres personas, más aún porque ellos me conocían o parecían hacerlo

-¿No… no nos recuerdas Jake?

Dijo la mujer y vi en sus ojos un destello de ¿miedo? ¿dolor?

-¿Cómo saben quién soy?- les escupí

Una mano en el móvil para hablar a la policía otra aferrándome a la realidad, no era posible que aquello me estuviese ocurriendo a mí, era un ciudadano legalizado, cualquier otro humano hubiera presionado el botón al 911 pero yo no lo hice, una parte de mi rogaba por huir pero la otra me mantenía clavado ahí, entre esa gente. Bueno, si fuesen secuestradores o algo similar me habrían acuchillado ya ¿cierto? Ellos parecían consternados, excepto el que respondía al nombre de Nathaniel

-Eres Jacob Black- dijo este siseando. Era evidente que no le caía bien

-Tienen que irse de aquí, llamaré a la policía, si quieren algo llévenselo, no levantaré cargos-

Nathaniel río, los otros dos lo fulminaron con la mirada.

-¿Jake? – Me dijo la mujer –Jake mírame, soy Bella, ¿no me reconoces?

Sus ojos intentaban hablarme, suplicaban, pero no podía asociarlos con nada

-Por favor váyanse, no llamare a la policía si se marchan ahora.

-Él no tiene idea de quienes somos Bella- le dijo el hombre

Ella, Bella, avanzó hasta mí, no podía huir, alguna fuerza enigmática me mantenía unidos los pies a ese lugar

-Quizá de nosotros no, pero él no pudo haberla olvidado, Jake, ¿recuerdas a Renesmee?

-No sé de qué están hablando, me están confundiendo con alguien más, escuchen si no vienen aquí a robar, ni a secuestrarme o algo parecido entonces lamento decirles que no soy yo el Jacob que buscan

>> Mi apellido no es Black, me llamo Jacob Marshall y no conozco a esa Renesmee

-¿Qué le han hecho Edward?- susurró la mujer, el hombre de cabello cobrizo se acercó despacio, aunque era imposible que hubiera escuchado a Bella, parecía como si la hubiese oído con amplificador.

-Lo que sea que le hayan hecho, le encontraremos solución, quizá Carlisle pueda curarlo amor- El atrajo a la mujer hasta su pecho, ella no lloraba pero parecía como si sollozara- Quizá el recuerdo de Nessie sea lo suficientemente fuerte como para ayudarlo

Alto ahí. El había mencionado aquella palabra. Nessie

-¿Qué has dicho?-pregunté despegándome del rincón en el que estaba

-La recuerdas entonces- el hombre, Edward sonrió y Bella hizo lo mismo, era como si se hubiese metido en mis pensamientos y adivinado que pensaba en aquella palabra

-Que si no-irrumpió Nathaniel- Hace un rato lo gritó, yo creo que honestamente todo esto es una farsa, dejémonos de cuentos Jacob.

Nadie excepto Carl había escuchado el grito, ¿porqué el tal Nathaniel lo sabía? Estaba solo, solo con dos testigos que graznaron después del grito. Los cuervos, miré a la calle desierta, en el árbol frente al taller solo había una figura oscura aleteando, el par de ojos oscuros que hacían falta para completar la pareja estaba cruzado de brazos recargado en el mustang azul. Debía estar enloqueciendo. Ese hombre no podía ser un ave.

-Tienes que venir con nosotros Jake, es la única manera de ayudarte- Dijo Bella

-Yo lo estoy ayudando más que ustedes juntos, nunca pudieron hacer nada por él, siempre al margen de toda su apestosa familia-

El corazón me brincó y mis ojos no pudieron esconder la consternación cuando Libeth entró al taller escupiendo como veneno las palabras.

-¿Quién eres tú?-le preguntó Nathaniel que estaba cerrándole el paso

-Lo mismo que tu adorada princesita, pero yo a diferencia de ti pajarraco, soy fiel a quienes me crearon

-Los Vulturis-siseó Edward

-Lib, Lib, ¿qué está pasando? ¿Conoces a estas personas?- le grité atemorizado

-Nadie te hará daño cariño- me dijo con su misma voz dulce

Era como observarlo todo desde una burbuja, Libeth retrajo los labios, dos incisivos filosos se extendieron por su boca, Edward y Bella hicieron lo mismo y Nathaniel me miró a mí. Me desplomé en el rincón oscuro, justo cuando las manos de ese hombre me sostenían para intentar levantarme, los flashes vinieron a mí


-Va a salir todo bien Nessie-le dije y el ángel tomó mi mano

-Sostente- me escuché suplicándole, el auto en el que viajábamos, el que conducía yo dio una vuelta, derrapó y el fuego se extendió sobre nosotros

La vi tirada en el suelo con rastros de sangre por doquier, una furia y el deseo de protegerla se hicieron presentes en mi cuerpo, estaba ahí temblando y de pronto salté, era ese animal que bufaba en mis memorias, era un lobo, un lobo enorme.

El olfato no me engañaba, ahí había alguien, todo aquello era una trampa, tenía que salvarla, tenía que ir por ella, su grito desgarrador llegó hasta mí, ¡Jake! ¡¿Dónde estás?!

Giré para ir tras ella, no debía haberme alejado de su lado, una figura encapuchada me cortó el paso, se descubrió el rostro, los ojos le brillaban como dos rubíes, me sonrió, era uno de ellos.

Me sujeté la cabeza con firmeza había sido un exceso de información, de imágenes y sonidos, Edward, Bella y Nathaniel le hacían frente a mi prometida, un cuervo le picaba sobre la cabeza, entonces la mirada de ella se conectó con la mía y mis memorias.

Los ojos rubíes volvieron a brillar en su fino rostro, sus colmillos se aparecieron pinchándole los labios. Ella me provocó tal dolor en la cabeza que mi cuerpo se trasmutó nuevamente en humano, le imploraba mentalmente que no me hiciera nada, pero sobre todo, quería que se alejara de ella, del ángel. Sus ojos me traspasaron las coyunturas y toda mi vida pasó de pronto como una exhalación por mi mente. Ella volvió a sonreír y yo supe que moriría.

-Nadie te hará daño cariño- Libeth me tomó entre sus brazos y yo me perdí en la bruma

Nada de eso podía estarme sucediendo, ni en esa vida ni en ninguna, antes de perder la conciencia solo supe que una nueva imagen se filtraba por mi memoria. Vampiros. Todos ellos eran Vampiros.

4 comentarios:

g dijo...

excelenteeeeeeeee!!! waaaaaaaaaaaaaaaa y yo moriii *O*

melissa dijo...

Vii wow eres genial me facino el capi, no puedo creerlo, no puedo creer lo que paso, sabia que los Vulturis estaban detras de todo esto, pobre de mi Jake tanta confucion pero que bueno que lo encontraron y lo puedan ayudar, me muero por saber que pasa que pasara con Renesmee y Jacob, muero por el siguiente capi, me facina la historia.
Besos.

May_Black dijo...

Siiiiiiiiiiiiiiii, Vii, te adoro!!! jaja , hiciste volver a mi Jake, que super capitulo, yo sabía que algo le habían hecho a su cabecita, y eso tenia olor a Volturis ahora la tal Libeth esa zorra también una hibrida??? queriendo quedárselo para ella , no va a poder con Nessie, el la recordaba cuando aun no recordaba nada, HERMOSO HERMOSO!!! porfaaaaaaa publicá pronto muero de la intriga!!! Besotes y FELICES FIESTAS!!! ;)

Angela dijo...

Hola linda!

Te advierto que ya que soy bien critica, quizás, sólo quizás me extienda un poco.
Empecemos.

Desarrollaste bien la trama. Sin embargo, al principio como que se hizo tedioso la depresión de Renesmee porque se asemejaba un poco a lo que vivió Bella y bueno eso me hizo rodar bastante los ojos. Pero entonces apareció Akun. Un personaje bien perfilado en características y además le diste ese toque de misterio. Eso me atrajo. No hay como los personajes misteriosos en las historias.
Ok, sigo.
Luego la historia de que Renesmee y él estaban vinculados. En este punto te felicito porque hiciste la historia factible dándole buenos argumentos.
Seguidamente planteas un atisbo de amor entre esos dos mientras Jacob pasa a un segundo plano y haces que los lectores se pregunten donde estará el lobito hasta que ¡Oh sorpresa! aparece sin memoria (yo ya había pensado que lo habían secuestrado los Vulturis) eso me pareció arriesgado pero lo supiste manejar y salió bien.

Algo importante: una de las razones por las cuales yo considero a alguien un buen escritor es en su forma de narrar. Su prosa. Y suma mas puntos si la narración está en primera persona y aún así atrayente. Me explico. He dejado de leer muchos libros porque no me gusta la manera de pensar de el o la protagonista. Es que es tan dificil, si como escritora te lo planteas, es un riesgo. Si no haces interesante a tu protagonista por la forma en como ve las cosas, puede que tengas una maravillosa historia pero al mismo tiempo no tienes nada si no sabes contarla. Aww eso sonó a Kvothe :3

Así que también resalto ese aspecto :) enriqueces tu narración con metáforas muy ingeniosas, punto por eso también.
Ahora ¿te podría sugerir algo? con toda la humildad del mundo, no tengo la autoridad como escritora pero sí como lectora. Son cosas pequeñas. Pon atención a unos cuantos errores en los signos de puntuación. Puedes sustituir varias comas por puntos. De la misma manera en vez de escribir 3 o 5 o 54 utiliza tres, cinco y así a menos que sea una fecha de un año o algo semejante.

Creo que es todo. Ya te dije que me gustó ¿verdad? de cualquier forma, la respuesta es sí. Tienes talento. Mucho y espero que lo sigas explotando :)

See ya!