Di
media vuelta y contuve el impulso de juguetear con las lleves como solía hacer
cada vez que él me llevaba a casa. Sabía que estaba hecha una piltrafa y no
ayudaba el hecho de que fuera precisamente él quien me acompañara aquella
tarde.
-Gracias…
por todo- le dije y evité mirarlo a los ojos.
Tragué
saliva y me obligué a tranquilizar los enérgicos latidos de mi corazón. En
momentos como aquel, me preocupaba el oído sobre natural que los miembros de mi
familia poseían, las cosas podrían malinterpretarse, o interpretarse como sabía
que no me convenía.
Una
de sus grandes manos morenas me tomó el hombro derecho y la otra me levantó
firmemente la cabeza para poder encontrarme con sus oscuros ojos. 1-0 favor
Jacob.
Meneó
la cabeza en una negativa y suspiró audiblemente, luego dirigió la vista a la
parte superior de la casa.
-¿Están
tus padres?- preguntó sin ningún entusiasmo.
-No,
esa fue la razón por la que me atreví a ir a verte.
-Haré
todo lo posible, tienes mi palabra.
Asentí
sin fuerza, y supe que él estaba a punto de decirme algo, cualquier cosa que me
hiciera quedarme un segundo más, justo en ese momento la puerta principal se
abrió de golpe.
Jacob
retrocedió y dio media vuelta. Sabía que lo volvería a ver, y sin embargo no
podía quitarme un estúpido presentimiento horrible cuando pensaba en que él se
alejaba, quizá era el recuerdo de la última vez, Jake había terminado en un
País extranjero, sin recuerdos, con otra vida, sin mí.
Me
encontré con los ojos oscuros de Ro y una expresión confusa su rostro que no
supe descifrar. Abrió la boca para decirme.
-Te
oí llegar, ha estado toda la mañana preguntando por ti.
Entré
en la casa con pasos lentos, era como si de pronto todo el mundo se hubiera
comenzado a detener así, despacio. Sabía que él me necesitaba, tanto como yo lo
hacía, sin embargo ir en busca de Jacob había sido la única opción que tenía,
mis padres no podían enterarse aún del error que había cometido al alimentarme
de él, ellos me habían preguntado incontables veces si me urgía ir de caza, y
les había respondido que no era necesario. Ahora tenía que afrontar las
consecuencias de no dejar ir mi lado vampírico.
-¿Te
ha ayudado en algo? – me preguntó Ro mientras subíamos las escaleras
Sabía
que se refería a la supuesta utilidad de Jacob en todo esto, y sin embargo me
dolía la esperanza que había en la voz del ave.
Me
detuve y me apoyé contra la pared cerrando los ojos un momento.
Toda
la vida siempre había pensado primero en mí, me habían criado como si fuese lo
más importante en el universo. Nunca pensé en Charlie cuando mi familia y yo
teníamos que irnos y dejarlo largas temporadas solo, nunca me detuve a pensar
en Billy cuando Jake desapareció, tampoco pensaba en el dolor de Seth o de
Leah, de Embry, Quil, Paul, Jared y Sam.
Jamás me imaginé por lo que tío Emmett había sufrido a la muerte de tía Rose,
mi lado egoísta solo pensaba en que había perdido a mi segunda madre.
Ahora
era el momento de rectificar y dejar de pensar sólo en el dolor que estaba
atravesando con la enfermedad de Akun, debía pensar también en Ro y en la
bandada de kanoë, porque mi novio era su líder, era su fuerza y aunque para mí
representara esa salvación que me había sido otorgada por gracia, para ellos
quizá representaba un vínculo mucho más fuerte de lo que yo imaginaba.
-Dijo
que buscaría entre las mismas reservas leyendas y curas, el tampoco tenía idea-
fue lo único que pude responderle antes de tocar su brazo.
Ro
asintió con la cabeza.
-Vamos
arriba, seguro que le alegrará verte- dijo y me instó a caminar delante de él.
Escuchaba
su lenta respiración desde el piso de abajo, cada día se debilitaba más. Mis
padres habían marchado de casa unas horas después de la reunión con Drácula
hacia Denali, aprovechando aquel momento para poder alimentarse, y desde ese
día la salud de Akun había menguado, su respiración ya no era lo
suficientemente fuerte para alertar de su presencia. Aquello no iba nada bien.
Me
acerqué despacio hasta la cama y de pronto una imagen invadió mis recuerdos.
Un
Akun sano y lleno de energía, un Akun arrogante, un Akun llevándome despacio
entre volutas de humo y tacos de billar, sonriendo socarronamente, diciendo: -Lo
olvidaba, este no es lugar para una princesa.
Sonreí involuntariamente y me senté despacio en
la silla que tenía a un lado. ¿Cuándo había perdido de vista que representaba
aquel hombre en mi vida? Akun había sido todo lo que yo necesitaba, mi puerta a
una historia diferente, mi fe, mi esperanza, mi alegría, mis rabietas. Yo le
amaba, sí, si lo amaba. Y a pesar de todo eso no sabía porque no me sentía
completa.
Pasé las manos por sus cabellos oscuros y al
instante abrió los ojos y me sonrió.
-Ro- dijo suavemente- dime que no estoy soñando
otra vez.
El ave se acercó a mí y le sonrió a su líder.
-No amigo, Renesmee acaba de regresar.
-Lo sabía- respondió mientras yo sonreía- tú no
tienes las manos tan suaves.
Y se rió despacio, a Ro y a mí nos dolía más no
poder verlo caminando sin apuros, haciendo bromas que no le representaran un
dolor físico, pero así era, mi Akun estaba muriendo.
-Iré a humectarlas un poco- le respondió
sonriendo. Y salió de la habitación.
Akun respiraba profundamente y miraba el techo,
me tendió la mano derecha y yo me aferré a ella como a un salvavidas en alta
mar.
-¿Puedes leer en aquella libreta?- me preguntó
De inmediato fui a tomarla y me senté de nuevo
con ella en mi regazo.
-Lee las últimas dos páginas Renesmee- me pidió
Abrí el cuaderno, Akun tenía una caligrafía
preciosa a tal grado que parecía la fuente tipográfica de una computadora, él
cerró los ojos y esperó.
Comencé a leer como hacía tanto no hacía y mi
corazón fue tomando fuerza en aquellas palabras, que parecían ser una historia
corta pero cimentada.
“Luego de hallar la fortaleza donde la
princesa se encontraba cautiva, el caballero decidió llevarla a su castillo,
donde ya no existiría el temor, ni la duda, ni el dolor...
Al despertar, la princesa se halló en un
sitio extraño pero confortable. El caballero, al mirarla sorprendida tomó su
mano, fue entonces que ella comprendió que nunca más regresaría a la fortaleza
oscura de donde aquel "fulano" la había rescatado
La princesa, sintiose nerviosa, y al mirar
que el caballero la miraba sonriente, le preguntó: ¿Por qué me has traído hasta
aquí?, ¿Qué pretendes?...Respóndeme, ¿Quién
eres?
El caballero silenció sus labios con el dedo
índice y respondió: Has venido hasta aquí porque yo te traje jaja (respondió
burlonamente), ¿Qué pretendo?: hacerte feliz... ¿Quién soy?: Según yo tu
príncipe, según tú, tu secuestrador.
La princesa, aturdida por aquello que le parecía
no menos que una estupidez contestó: ¿Crees que puedes venir invadir mi mundo?,
tú has visto el lugar del cual provengo, no se parece en nada a lo que tenéis
aquí. Mi fortaleza es fría, oscura y mis tulipanes,
¡Oh mis bellos tulipanes!...son siempre arrasados por el orco que habita en las
cercanías. Pero no me importa, estoy acostumbrada a él, al frío y a la
oscuridad.
El gallardo caballero la miró pensativo,
esperaba que las palabras adecuadas brotaran de su boca. Luego de unos minutos,
le respondió: Mi nombre es "caballero"; no basta saber más. Te
ofrezco este mi humilde castillo y cada parte que a él pertenezcan, incluyendo
mi corazón. La princesa asintió con la cabeza y únicamente le contestó: Yo
cuidaré de él las veces en que salgas de cruzada, las velas han de alumbrarlo
cada noche, así tu corazón no padecerá de frío; llegado el momento, podré
ofrecerte el mío...”
Cerré el cuaderno forrado de piel y no pude
evitar pensar en que pese a la situación que estábamos viviendo, Akun me seguía
demostrando su amor.
-Es hermosa- le dije- ¿La has escrito tú?
El asintió y abrió los ojos lentamente.
-Pensaba ir contándotela poco a poco cada noche,
pero en vista de que...
Lo silencié apoyando el dedo índice en sus
labios, él no podía estar pensado si quiera en la posibilidad de morir.
Entonces comprendí que aquel era el final de la historia, la princesa era
rescatada pero el príncipe le ofrecía todo cuanto poseía aún a costa de su
propia vida.
-Encontraremos la solución, y todo volverá a ser
como antes, cuando vivíamos juntos- le dije y mi voz se rompió.
Me obligué a no llorar, a que Akun no notara que
yo estaba tan desesperanzada como él, y que era una en un millón la probabilidad
de que lográramos curarlo.
-Te quiero Ren- me dijo y cerró los ojos
nuevamente.
Su respiración se alentó aún más y cuando fui
consciente de que se hallaba dormido otra vez, destapé su brazo izquierdo, la
vendoleta que le cubría estaba de nuevo manchada con sangre, ahí donde yo le
había mordido.
Salí de la habitación en silencio, Ro estaba
apoyando en el barandal de las escaleras, con las manos unidas como en actitud
de plegaria.
Una vez Akun me había dicho que pese a su
condición metamorfa Ro era el único de la bandada que mantenía su fe, creía en
la existencia de un Dios que le había dado la vida y que había enviado a su
hijo a morir en una cruz. Yo no lo discutía, pero me sentía una escoria, una
aberración como diría Drácula. Si Dios existía yo solo le pedía clemencia para
mi familia y para mí, esperaba que Ro y Carlisle tuvieran razón y fuese un Dios
misericordioso, porque a esas alturas de mi vida, solo podía esperar ayuda
divina.
-Renesmee, ¿puede hacerte una pregunta?
-La que quieras- le respondí apoyándome junto a
él sobre el barandal
-¿Cómo sucedió?- carraspeó – quiero decir, no es
que quiera que me cuentes los detalles, pero me interesa saber tengo algunas
teorías que constatar.
Suspiré. Teorías o no, Ro necesitaba esa
información, y al ser yo la causante de la condición en la que se encontraba su
líder, no me quedaba más remedio que contarle toda la historia nuevamente.
-Mis padres me habían dicho que debía alimentarme, había estado muy
nerviosa antes de la visita a Drácula y después de esta, así que me olvidé de…
beber- dije lentamente para que mi manera de sobrevivir no le provocara
arcadas- cuando mis padres se fueron, Akun y yo fuimos a la cabaña, quería
enseñarle cada parte de mi vida desde que nací hasta ahora y cuando estuvimos
ahí el crepúsculo se colgó del cielo. Akun me tomó en sus brazos y yo me
permití por ese momento olvidarme de todo, sentir paz y ser feliz.
-El calor de Akun manaba por toda la casa y eso… despertó el monstruo
que existe bajo esta piel- me ruboricé pero Ro ni siquiera me miró.
-Sentí picazón en las encías, los colmillos se asomaron decididos y me
pincharon los labios, intenté reprimirlos, pero en ese intento me sacaron
sangre. Comencé a respirar con dificultad y ahí fue cuando Akun se dio cuenta
de mi estado. Me encaró con él y me sentía avergonzada, su sola presencia
inquietaba mi lado vampírico. El me miró con dulzura y me acarició el rostro
despacio. Después me ofreció su propia sangre y dijo que debía alimentarme, yo
estaba extasiada, necesitaba de él, de su contacto, de su sangre.
-Recordé la primera vez que lo vi sangrar, y como
todo volvía a ocurrir de la misma manera…
-Aguarda, ¿lo habías mordido antes?- Ro tenía los
ojos como platos.
Negué con la cabeza.
-Cuando me di cuenta que ustedes no habían acudido
a nosotros solo por buscar a Jacob, Akun se cortó la palma de la mano y entonces
recordé que tío Emmett y tío Jasper me habían dicho que seguramente me
sucedería un hambre que “no pudiera controlar” con alguien, pero nunca llegué a
morderlo.
Pareció que Ro volvía a respirar y dirigió una
vez más la vista al fondo de las escaleras.
-Esta vez las cosas fueron diferentes, en cuanto lo mordí sentí que una
parte mía se conectaba con la de él, y un hueco en el pecho se ensanchaba más
rápido de lo normal. Retiré los colmillos de su piel y ahí donde le había
mordido estaba la prueba inminente de que aquello no andaba bien. En lugar de
una luna plateada se había formado un hematoma casi negro.
-Y el resto ya lo sabes, Akun arde en fiebre
inmediatamente y ese estúpido acto es el que nos tiene aquí.
Mi voz se apagó sentí de nuevo arder en mí la
culpabilidad. ¿En qué carajo había estado pensando al morderlo? Obviamente en
mí, mi ser egoísta una vez más haciéndose presente.
Ro no había pronunciado palabra, pasaron más de
cinco minutos en silencio y me estaba comenzando a desesperar. Iba a irrumpir
la quietud cuando me dijo:
-Eres tú Renesmee, no es Akun- su seriedad me
provocó un escalofrío.
-¿?
-Entiéndelo- me miró directamente a los ojos- Le
mordiste y Akun está muriendo. ¡Demonios, a eso se refería la maldita
sanguijuela mayor! – tronó y le pegó al frío metal del barandal.
-Ro, no estoy…
-Con lo que me acabas de decir todo concuerda ¿no
te das cuenta? – mi estupor era incuestionable, por lo que Ro siguió hablando.
-Drácula le dijo a Akun que no podría aspirar una
vida contigo, a ti te lo escupió claramente, he estado dándole vueltas en la
cabeza desde ese maldito día y aún lo escucho en mi mente:
“Y por otro lado, si sigue contigo nunca podrá siquiera
aspirar a esa fantasía”
Uní poco a poco
las piezas dentro de mi cabeza, palabras y frases sueltas que parecían carecer
de significado, ahora se empezaban a enlazar, y el rompecabezas que se
comenzaba a formar no me gustaba en lo absoluto
“yo necesitaba conocerte”
“ tu
nombre fue lo que me hizo aceptar la misión Renesmee.”
“cuando supe que tu nombre era Renesmee, porque
tu abuela se llama Reneé y la madre de Edward es Esme, el equilibrio cobró
significado. No tuve que pensarlo, la misión era mía. Sentí fuego, no aire,
siento fuego cuando me transformo, siento fuego Renesmee, porque tú eres fuego.”
“Mi padre me dijo que los espíritus del aire,
como nosotros –las aves- no podemos permanecer siempre en libertad, que hay un
castigo para aquellos que son consagrados los líderes, y yo era uno de ellos.
Yo también heredaba esa maldición, encontrar la compañía en un ser diferente
que tampoco envejecería.”
Las palabras que
me había dicho Akun sobre su leyenda fueron cargándose en significado y
pesándome en los hombros, supe que Ro y yo estábamos pensando exactamente lo
mismo cuando nuestras miradas se encontraron.
“Todo tiene un equilibrio Akun, tu espíritu es el
aire, el de ella es el fuego, su mundo está dividido porqué tú también estás
dividido, ninguno puede ser completamente uno, sin renunciar a ser su otro. Su
nombre es la mitad de un mundo estable y la mitad de uno desconocido, su
vínculo es aterrador y también puede ser mortal. Su mordida será como una brasa
si llegase a tocarte y te aniquilaría en un segundo, porque tú morirías por
ella.”
Ro tenía razón,
era yo. Todo este tiempo había sido yo quien aniquilaría al líder de los Kanoë.
Esa era la misión que Akun había venido a cumplir, sin saberlo estaba
entregando su vida para consagrar la mía, pero ¿consagrarla? ¿Tendría yo que…?
¿Tendría yo que ser un vampiro completo o un humano completo? El solo pensarlo
me daba escalofríos.
Claro, Drácula
tenía razón, Akun y yo no podíamos aspirar a tener una familia, juntos. El sabía que mi ave moriría.
Temblé. Un vacio
se apoderó de mi pecho y me dejó sin aliento. No podía morir, Akun no podía
morir. Sin embargo una realidad me aplastó.
No era cosa de
la vida, del destino o de la suerte. Así tenía que ser y no había nada que
hacer al respecto. Tarde o temprano Akun iba a morir.
3 comentarios:
Hola:) Bueno.. ah pasado mucho tiempo, y me tuve que leer los ultimos 3 capitulos para entenderlo XD Que te puedo decir.. esta genial. Muy bueno la verdad, sorprendida y un poco confusa como es obvio, todavia pero buenisimo. Espero que sigas y no te demores tanto en publicar, uno necesita su dosis de historias(?) xd Un beso. Cuidate y publica pronto.
OH POR DIOS.! regresaste y regresaste impactando jajaja pero m parecio mal lugar para parar el capitulo ja ya quiero saber que va a pasar por dios intriga total espero que el siguient cap me quite esta intriga tk nos leemos pronto :*
Vii... cuando volves lo haces con todo!!! es un poco fuerte lo de Akun , pero Jake es mi favorito!! jaja, porfaaaa no tardes tanto en publicar, quede asi :o, espero leerte pronto!! Besotes
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